Capítulo 15
—¡Clang! —Gloria vio cómo Toby volcaba el bote de pintura y, de inmediato, levantó al travieso gatito, le formó un pequeño puño flojo y lo dejó caer suavemente sobre su diminuta cabeza.
—¡Estás molestando a Francisco mientras pinta!
Toby, inconforme, maulló, y así comenzaron a discutir.
Francisco detuvo el pincel y los observó, con una ternura evidente en la mirada.
El estudio, antes vacío y silencioso, de pronto se llenó de vida.
Gloria dejó al gato fuera del estudio y, por fin, soltó un suspiro de alivio. Se agachó enseguida para recoger los tubos de pintura que el gatito había desordenado.
—Déjame ayudarte —Francisco se agachó frente a ella y también empezó a recoger; de repente, ambas manos coincidieron sobre el mismo tubo de pintura.
Gloria se ruborizó al instante y retiró la mano apresuradamente, pero, inesperadamente, aquella mano de dedos largos y firmes la sujetó de inmediato.
Por años de pintar, los dedos de Francisco estaban cubiertos por una fina capa de callos, y al presio

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