Capítulo 381

“Dylan, ¿por qué eres tan desagradable? Te lo he dicho muchas veces, esas demostraciones me disgustan. Soy un hombre al que le gustan las mujeres, así que no importa cuánto lo intentes, es inútil”. La expresión de RK era tan terrible que no se podía describir. “No, RK. No pensarás así después de esta noche. Sentirás la alegría de estar conmigo y dejarán de gustarte las mujeres”. Stella comprendió por qué RK odiaba tanto a Dylan. El tipo era demasiado lascivo y descarado. Siempre había estado convencido de que era una mujer, por lo que no era de extrañar que no se comportara como un hombre. Pero… ¿Qué pretendía esta vez? “¿Qué estás tratando de hacer?”, preguntó RK con frialdad. Dylan notó que Stella estaba de pie detrás de RK y se apresuró a responder: “No quiero nada. La que está detrás de ti es la que te gusta, ¿no es así? Déjame verla bien, quiero saber si tu gusto ha mejorado”. “No es necesario”. RK no permitió que Stella se mostrara y se movió para ocultarla aún más. “Tus diferencias conmigo no tienen nada que ver ni con Sophia ni con Stella. Deja ir a Sophia y resolveremos nuestros propios problemas”. “¡No! Sin Sophia presente no me escucharás” Dylan sonrió suavemente. “El juego ha comenzado”. El ceño fruncido de RK se profundizó. Stella, por su parte, estaba considerando si llamar a la policía o no. Si no lo hacía, temía que Dylan hiciera algo cruel. Por otro lado, se trataba del hermano de Carson. ¿Y si Dylan cambiaba de parecer? Llamar a la policía podría arruinarlo todo. La joven vacilaba. Entretanto, Dylan ya había comenzado a dar órdenes a RK. “¿Ves la tabla de madera en el medio? Quítate la ropa y acuéstate sobre ella”. Stella, de pie tras RK, podía sentir que su cuerpo se había puesto rígido por la ira. Apretó los puños con fuerza y las venas de su antebrazo se abultaron. Estaba a punto de perder los estribos. “Eso es imposible. Deja de soñar. No voy a satisfacer tu lujuria”. RK respiró hondo e hizo todo lo posible por sonar tranquilo. “¿En serio? ¿No te importa si Sophia vive o muere? Ella ha desperdiciado muchos años de su vida por ti. ¿Serás tan cruel como para destruirla?” La expresión de Dylan gradualmente se volvió feroz. “¡Dylan, reacciona! No hagas nada estúpido o terminarás arruinándote. ¿No quieres volver con tu gente? Seguro que echas de menos a Carson. Es el que más te quiere, ¿recuerdas? Cada vez que hay algo bueno, siempre te lo da antes. Cuando te acosaban, era el primero en defenderte, incluso cuando te lesionaste, nunca dijo nada, ¿lo has olvidado? No puedo creer que seas capaz de defraudarlo”. RK era astuto. Conocía bien el punto débil de Dylan, así que se aferró y no paró de insistir. “Mi hermano me perdonará, estoy seguro. Él me entenderá. No pretendo hacerle daño, solo quiero…” La mirada de Dylan gradualmente se nubló. Sophia aprovechó la oportunidad para desatar la cuerda alrededor de su muñeca y lentamente se deshizo de ella. En un momento, le guiñó un ojo a RK con disimulo. Él comprendió enseguida y asintió levemente, sin pestañear. “Aunque… Mi hermano no entiende esos deseos, por eso me culpa. Si estuviera en mi lugar, no lo haría…” En realidad, este depravado le había echado el ojo a Carson. No le bastaba con ser un pervertido, sino que también quería arrastrar a su hermano a la trampa. Imposible saber si Carson se enfadaría o no al escuchar esas palabras. “¡Dylan!, Carson ha experimentado más cosas que tú. Él lo tiene muy claro, tú solo le decepcionarás”, dijo RK lentamente. “Piénsalo bien, si sigues con esto, ¿a quién arruinarás al final? Seguramente a ti mismo, pero, ¿crees que eso es todo? Hundirías también a Carson y a toda la familia Vives. Si no te importa lo que pase contigo, al menos ten en cuenta a tu familia. ¡Protege a tu hermano! ¿No sientes pena por ellos?” Tras este alegato, el asunto se expandió inmediatamente hasta convertirse en un delito en el plano de la moral y la ética, lo que hizo imposible que Dylan no se sintiera culpable. No cabía duda de que frente a RK, Dylan todavía era un novato. “¡Ellos me entenderán, me perdonarán!” Aunque Dylan lo dijo con mucha seguridad, una vocecita en su corazón le susurró: ‘No, no te lo perdonarán. Nunca lo harán…’ Por mucho que intentara negarlo, las ataduras familiares eran más fuertes. Después de todo, los Vives lo habían tratado bien, proporcionándole una vida sin preocupaciones. Él, en cambio, nunca hizo nada por ellos, excepto humillarlos. En lo más profundo de su corazón, sabía que estaba en deuda. “¿Por qué…? ¿Por qué no me dejas hacer lo que quiero hacer?” En el semblante de Dylan se dibujó una tristeza indescriptible. Parecía abatido, como si una gran nube de depresión lo envolviera. Estaba tan inmerso en su propio pesar, que no se dio cuenta de que Sophia estaba detrás de él, dispuesta a atacarlo. A Stella le pareció que ver a Dylan era como ver a dos personas discutiendo. Una parte de él quería dejarlos ir, y la otra se negaba. Este tipo estaba completamente loco, como si tuviera esquizofrenia.