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Capítulo 393

Violet, con desdén, las consideró un grupo de fanáticas locas. Estaba a punto de sacar el móvil y ponerse a jugar un poco, cuando le sorprendió lo que dijo una de ellas. “Se llama Willy Smith. ¡Qué nombre tan simpático! ¿No les parece genial?" ¿Willy Smith? Pero… ¿Será posible? Inclinó la cabeza para mirar a Stella, quien estaba profundamente dormida porque le estaban poniendo un goteo intravenoso. Afortunadamente, no escuchó ese nombre. Si Stella lo hubiera oído, quizá se habría sacado la aguja y se la hubiese llevado a Willy, para batirse en duelo con él. Aunque la mayor parte del tiempo era mucho más tranquila que Violet, llegado el momento podría volverse más agresiva. Las aptitudes de Stella para luchar no eran muy buenas, pero cuando se trataba de situaciones extremas, solía destacarse con los puños. RK, quien más tarde se enteraría de todo, estaba muy de acuerdo con los sentimientos de Violet. Después de todo, el duro golpe en la cabeza de Dylan, no había sido en vano. A Violet no le quedó otra salida que, disimuladamente, ponerse el sombrero y fingir que miraba el móvil, con la esperanza de que su mirada y la de Willy, no se encontraran. Al cabo de un rato, Stella se despertó. Levantó la vista y vio que el goteo intravenoso casi había terminado. Empujó ligeramente a Violet, quien estaba sentada a un lado y con la cabeza hacia abajo. “Oye, Violet, ¿qué estás haciendo? ¿Por qué bajas tanto la cabeza? "Por nada… No es nada. Es que hay demasiado ruido". Violet se alzó enseguida, estiró la mano para frotarse su dolorido cuello, y aprovechó para mirar a su alrededor. "¿Qué estás buscando?" Stella sentía que a Violet le pasaba algo, pero no sabía qué. Si lo hubiera notado antes, no se habría dejado dominar por el sueño. Se había perdido una escena interesante. "Tranquila, has terminado con tu goteo, ¿no? Entonces, buscaré a una enfermera para que te saque la aguja". Diciendo esto, se levantó rápidamente y salió corriendo. Stella pensó que Violet estaba realmente muy extraña. Al cabo de un rato, Violet entró con una enfermera, quien le sacó la aguja a Stella y le dijo que no se olvidara de ir al hospital al día siguiente. "¿Ah? ¿Seguro que tenemos que volver mañana? ¿No basta con tomar las medicinas en casa?" La expresión de Violet era de ansiedad, lo que hizo que la enfermera la mirara de soslayo. Stella tiró enseguida de su amiga. "Vale, gracias, enfermera; mañana llegaremos a tiempo". Dicho esto, Stella tomó la mano de Violet y se fueron. Saliendo del lugar, ésta le dijo: "Esa enfermera, como que quería chantajearte". Stella miraba fríamente a Violet, quien parecía contrariada, y le dijo: "Sólo dime qué está pasando" . De hecho, no se le podía ocultar nada a la señorita Richard. "No es nada, sólo algo sin importancia". Por fortuna, Stella no insistió en ese asunto, y sólo se limitó a sonreír ligeramente. Violet se frenó de repente, y entró en el pequeño cobertizo donde se encontraban las bicicletas y los vehículos eléctricos del hospital. "¿Qué ocurre?", preguntó Stella con curiosidad. La razón por la que Violet se detuvo, fue porque vio una bicicleta que le pareció familiar. ¡Claro, era la misma que Willy montaba en Francia! La bicicleta de montaña que Willy conducía no era algo con lo que las bicicletas eléctricas ordinarias pudieran compararse; sólo su precio era sorprendente. En el pasado, en Francia, el pequeño vehículo había deslumbrado a muchas personas; Willy le había pintado el asiento, y lucía muy llamativa. Él la usaba todo el tiempo, pero ella no esperaba que aún la conservara. Repentinamente, Violet tuvo una ocurrencia. Ignorando la cara sorprendida de su amiga, se acercó rápidamente a la bicicleta y sacó los centros de las válvulas de las extrañas ruedas. De los nervios, al ver lo que estaba haciendo su amiga, la frente de Stella se perló de sudor frío. "¡Cuánto debes odiar a esta persona como para arremeter así contra su bicicleta! Ten cuidado de que su dueño no te atrape". Pero no había manera, nadie podía detener a Violet cuando se volvía agresiva. Stella tuvo que mirar a izquierda y derecha para ayudarla, al menos, con la vigilancia. "Esa persona es terriblemente malvada. Debo descargar mi ira en nombre de quienes fueron perjudicados o victimizados por él", dijo Violet con fiereza. Se sacudió el polvo de las manos y sacó rápidamente a Stella del lugar. Ella seguía enferma, así que era natural que su fuerza física no fuera tan buena como la de Violet. Y se debilitó más en cuanto salió corriendo del hospital. "Hey, espera… espera, ¿por qué corres?" Stella apoyó las manos sobre sus rodillas; tenía la cara pálida y la frente cubierta de sudor. Se veía mal. Sólo entonces, Violet se dio cuenta de que Stella no estaba bien. Rápidamente, la sostuvo y la llevó a un lado, para que descansara. "¿Te encuentras mejor? Fue culpa mía que te debilitaras de ese modo; no tenía que haberte arrastrado así, le dijo angustiada. ¿Te sientes más alentada ahora?", le preguntó, con mirada de culpabilidad. “Estoy bien…” Stella trató de recuperar el aliento y le sonrió a Violet, aunque con cierta dificultad. "Descansemos aquí. Cuando estés mejor, te llevaré a tomar una deliciosa comida nutritiva". Sin mencionar que Stella no sentía deseos de comer, se dio cuenta de que era de noche cuando Violet le habló de comida. No sentía apetito porque había pasado todo el día con un goteo intravenoso.

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