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Capítulo 394

Violet notó que, tras el descanso, Stella estaba casi recuperada, así que la llevó a comprar el almuerzo y luego la acompañó a casa. “Ya que estás enferma, al menos tendrás más tiempo para pasarlo con Adrian, así el niño no se olvidará de su madre cuando se vaya. Llamaré a RK de inmediato y le pediré que lo traiga. Así aprovechan de verse y pasan juntos un rato para reavivar sus sentimientos”. Violet sonrió emocionada. “No creo que sea una buena idea. Tengo un resfriado y podría contagiárselo a Adrian”, dijo Stella con voz quebrada. “Ah, no temas, soy tu ‘nuera’, ¿recuerdas? Ciertamente, Adrian no se resfriará”, declaró Violet confiadamente. “No tienes más que una fiebre ordinaria. ¿A quién puede afectarle eso?” Dirigiéndole una mirada de convicción a Stella, la joven tomó alegremente el teléfono y llamó a RK. “Hola”, contestó RK con su tono habitual. “¡Hola, RK! Soy una amiga de Stella. Ella está enferma y tiene fiebre; me temo que sea algo grave. Ha estado inconsciente. ¿Puedes traer a Adrian a verla?” ‘¡Excelente!’, se dijo Violet, otorgándose para sus adentros la máxima calificación. “¿Está enferma? ¿Qué es lo que tiene? ¿Fue al hospital?” RK disparó las preguntas una tras otra. Era evidente que estaba angustiado: “¿Podría ponerse al teléfono ahora? Por favor, déjame hablar con ella”, pidió. Con un gesto socarrón, Violet le alargó el teléfono a su amiga. “Oye, Stella, ¿por qué no me avisaste que te sentías mal?”, preguntó RK con enojo. “¡Oh, bueno!, es… Es solo un resfriado. No es gran cosa”. “¿Por qué dices que no es gran cosa? ¿Fuiste al hospital para que te revisaran? ¿Qué dijo el doctor?” Stella no supo qué responder. Tanta preocupación debía conmoverla, sin duda. Pero… ¿Desde cuándo tenía esa inclinación por ser torturada? “Sí, fui y el médico me administró un goteo intravenoso. Y dijo que debería recibir otro mañana”, respondió Stella honestamente. “No es necesario que te levantes a preparar el desayuno. Espérame y no te muevas de tu casa hasta que yo haya llegado, ¿de acuerdo?” “¿Qué? ¡Oh, no! No será necesario, no es para tanto”. Le incomodaba la idea de pedirle al presidente de una gran empresa que la acompañara al hospital para que le administraran un goteo intravenoso. “Si voy a tu casa mañana y no te encuentro ahí, esperándome, vas a saber quién soy”. Después de amenazarla, RK colgó sin esperar respuesta. Stella se quedó con el aparato en la mano, mirando a Violet sin poder articular una palabra. La chica le devolvió la mirada con emoción, al ver que todo había sucedido exactamente como lo había planeado. ¡Genial! Ahora no tendría que acompañarla al hospital mañana. No había duda de que Violet estaba encantada, pero Stella la miró con suspicacia. “¿Qué tan aburrido y doloroso sería para ti esperar conmigo mientras me ponían un goteo intravenoso?”, preguntó amargamente. “Sabes que no se trata de eso”, replicó Violet, sonriendo obsequiosamente. “Oye, este RK sí que es dominante. ¡Estoy feliz por ti!” Stella la contempló con incredulidad y finalmente resopló desdeñosamente: “¡Ja!” Después de un rato, Stella se fue a la cama y Violet se marchó. La chica se había tomado el día libre a propósito esta mañana, así que Stella supuso que debió encontrarse con algo o alguien en el hospital. De lo contrario, su comportamiento no habría cambiado tanto en el transcurso del día. Sin embargo, Stella no la obligaría a decírselo. Simplemente, dejaría que la naturaleza siguiera su curso… **** Cuando Violet llegó a casa, estaba exhausta y de inmediato se dejó caer en el sofá. Estaba segura de que nunca volvería a encontrarse con Willy. Creía haber superado por completo el pasado, pero cuando escuchó su nombre y supo que él estaba cerca, su corazón se volvió un caos y no sabía cómo lidiar con eso. ¿Qué debía hacer? ¿Cómo sacarlo completamente de su vida? Durante mucho tiempo, Violet creyó que era invencible y que podía ganar dinero fácilmente. Jamás se vio en la posición de depender de los demás, encargándose de todo por sí sola. Por eso, sus padres habían confiado en ella desde muy niña, con la certeza de que era una buena chica, independiente e ingeniosa. La apoyaban en todo, pero nunca hacían las cosas por ella. Querían que fuera autosuficiente y, de hecho, Violet se había convertido en la clase de chica que nunca estaría perdida, aunque se encontrara en apuros. No obstante, desde que conoció a Willy, él había asumido las responsabilidades por ella, le había ofrecido un hombro para apoyarse y un cálido afecto. Ella confiaba en él plenamente. De allí que Violet sintiera que podrían estar juntos y felices por el resto de sus vidas. Supo que era afortunada por haber recibido esta bendición. Pero inesperadamente, esa suerte y esa bendición un día la abandonaron, cuando Willy le dijo que quería romper con ella. Violet contuvo las lágrimas y quiso saber el motivo. En su fuero interno, esperaba que solo fuese una broma y que luego él le diría con una sonrisa: ‘Solo estaba tratando de asustarte’. Pero no lo hizo, no dijo nada de eso, solo un breve ‘lo siento’. “¡No me digas que lo sientes! Puede que una disculpa te traiga tranquilidad, pero no me dará alivio”, le dijo ella en ese momento. “Nunca te perdonaré. ¡Te odio!” Violet estaba fuera de sí.

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