Capítulo 15
—¿Carolina, viste las noticias?
La voz de Gustavo se volvió suave en cuanto se conectó la llamada: —Gabriel y Adriana... Esta vez sí se acabó de verdad.
Del otro lado del teléfono, la voz de Carolina sonó tranquila: —Hermano, ya no me importa. Es solo que los cursos aquí son muy intensos, y probablemente no podré regresar al país a verte en un buen tiempo.
Gustavo suspiró y se acercó a la ventana de vidrio, mirando hacia los altos edificios a lo lejos. —Está bien... Alejarse de todo esto también puede ser algo bueno. Por cierto, ¿cómo te estás llevando con ese tal Salvatore?
Ambos hermanos, casi al mismo tiempo, evitaron seguir con el tema serio, y Gustavo cambió de conversación.
—Está muy bien. La semana pasada me llevó a una exposición de arte. —La voz de Carolina se relajó visiblemente, e incluso se le escapó una leve sonrisa.
—Eso me alegra. Ese tipo no está mal en muchos aspectos. Pero tampoco tienes que forzarte.
—Lo sé, hermano, no te preocupes...
Las palabras de Carolina fueron

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