Webfic
Abra la aplicación Webfix para leer más contenido increíbles

Capítulo 3

—¿Alicia? Al verla mirarlo en silencio, Carlos frunció el ceño con evidente impaciencia: —¿Qué te pasa exactamente? Alicia reaccionó, contuvo a la fuerza sus emociones y fingió abatimiento: —Creo que las canciones de Susana son muy bonitas, pero no puedo oírlas. Me pone muy triste. Al terminar de hablar, Alicia captó el rastro de burla que cruzó los ojos de Carlos. —No pasa nada. Con aparente paciencia, le habló despacio, marcando los labios: —Ve con calma. Tu enfermedad se va a curar. Dicho eso, la tomó con suavidad y la cargó desde el estudio hasta el dormitorio. Tras depositarla sobre la cama grande, se inclinó de inmediato sobre ella. La besó con intensidad, dominante, y sus manos se deslizaron por su espalda hasta colarse bajo la ropa. Con gestos expertos, desabrochó el sostén. —No, así no. Alicia frunció el ceño y, reprimiendo el profundo rechazo, lo empujó para apartarlo. Antes, la Alicia que amaba a Rafael, incluso agotada tras largas noches de sexo, incluso con el cuerpo destrozado, siempre se sometía y cooperaba. Pero solo hasta ese día había descubierto que quien cambiaba de posturas con ella en la cama no era Rafael, sino su hermano, Carlos. Había sido tratada como una tonta, un juguete en manos de esos dos hermanos. —¿Qué te pasa? Era la primera vez que Carlos era rechazado; en sus ojos apareció un atisbo de desconcierto. —No estoy de ánimo. No quiero hacerlo. Alicia lo apartó y, dándole la espalda, empezó a arreglarse la ropa. —¡Maldita sea! Apenas había abrochado un botón cuando escuchó detrás de ella a Carlos marcar un número con evidente enojo. Como Alicia no oía, Carlos siempre llamaba a Rafael con el altavoz encendido. —Interrumpiste mi videollamada con Sonia. Tras un largo silencio, la voz de Rafael sonó al otro lado de la línea: —¿Qué pasó? —¿Qué le ocurre hoy a Alicia? La voz de Carlos destilaba frustración y deseo contenido: —Dijo que estaba de mal humor y no me dejó tocarla. —¿La molestaste? El tono de Rafael fue indiferente: —Hoy sí que está de mal humor. —Si quieres acostarte con ella, solo tienes que engatusarla un poco. Es fácil de convencer. —¿Yo convencerla? Carlos soltó una risa despectiva: —No tengo tanta paciencia. Decirle un par de palabras suaves mientras me acuesto con ella ya es mi límite. —¡Por su culpa Sonia tuvo que operarse y cambiarse de nombre! Si no fuera porque aún sirve para componerle canciones y porque en la cama es divertida, ya la habría matado. El cuerpo de Alicia se quedó rígido. Así que no solo Rafael, Carlos también amaba a Sonia. —Olvídalo. Carlos exhaló con fastidio: —Me voy a beber algo. Sin despedirse siquiera de Alicia, salió directamente. La puerta se cerró de un portazo. Un instante después, desde abajo llegó el sonido del motor arrancando. En la enorme villa vacía, Alicia volvió a quedar sola. Era pleno verano, pero sentía un frío que le calaba hasta los huesos. En ese momento, el celular vibró. Era un correo electrónico de Verónica, su antigua profesora. Adjunto había varias partituras de canciones nuevas de Susana: [Escuché por casualidad a esta cantante y me resultó muy familiar. Al transcribirlas, descubrí que plagia obras tuyas. ¿Quieres que te ayude a defender tus derechos?] Alicia echó un vistazo a las partituras y soltó una risa helada. Jamás imaginó que Rafael incluso hubiera entregado a Sonia los trabajos que ella había presentado a su profesora años atrás. Se quedó largo rato mirando el mensaje de Verónica. Al final, tomó una decisión y marcó un número al que hacía mucho que no llamaba. —Profesora, soy Alicia. Ya recibí su correo. Gracias por su buena intención, pero quiero defender mis derechos por mi cuenta. Tras un largo silencio, la voz de Verónica sonó llena de sorpresa: —Alicia, ¿por qué llamas? ¿Puedes oír? —Sí. Al oír aquella voz familiar, a Alicia se le hizo un nudo en la garganta: —Cuando se fue al extranjero hace tres años, me dijo que, si quería, siempre estaría dispuesta a recibirme... No había terminado de hablar cuando Verónica exclamó con entusiasmo: —¿Quieres venir a buscarme? —Sí. Alicia apretó el celular con fuerza: —Hace tres años rechacé su invitación para seguir formándome porque tenía discapacidad auditiva. Pero ahora ya estoy bien. Quiero ir. —¡Eso es maravilloso! La emoción de Verónica hizo que alzara la voz: —Cuando no podías oír ya quería llevarte conmigo; ahora que sí puedes, con mayor razón. —Eres la estudiante con más talento que he tenido en casi diez años. Tu capacidad no puede quedar enterrada. Respiró hondo y continuó: —Alicia, prepárate bien. En una semana iré personalmente a buscarte. —En estos días organizaremos también el material y, con la influencia del conservatorio, te ayudaremos a demandar a la cantante Susana. —La música no puede ser mancillada. Haremos que quienes plagian paguen el precio. La voz de Alicia se quebró: —De acuerdo, gracias, profesora. Una semana más. En solo una semana, podría abandonar ese lugar de dolor y dejar atrás a esos dos hermanos repugnantes.

© Webfic, todos los derechos reservados

DIANZHONG TECHNOLOGY SINGAPORE PTE. LTD.