Capítulo 16
Dos días después, Diego finalmente se recuperó y salió del hospital.
En el salón, se acumulaban numerosas pertenencias de Beatriz.
Beatriz, con tacones altos, agarraba con fuerza a Pablo, sus uñas casi clavándose en su piel.
—¡Pablo, no puedes hacerme esto! —Su voz era un sollozo desesperado y sus ojos estaban llenos de remordimiento.
—Llevamos veinte años conociéndonos, ¿vas a dejarme por algo así...?
—¿Algo así? —Pablo apartó bruscamente su mano, la mirada helada como el hielo.
—¿Maltratar a mis hijos te parece poca cosa?
Sacó el celular y mostró un vídeo de las cámaras de seguridad.
En las imágenes, Beatriz apretaba con saña el muslo de Ana, que lloraba de dolor sin atreverse a soltar ni un quejido.
—Y esto también. —Añadió, pasando a otro vídeo, donde se veía a Beatriz echando somníferos en la leche de los niños.
—Jamás pensé que, con tal de poder irte de fiesta, serías capaz de drogar a los niños para que se durmieran antes.
El rostro de Beatriz se puso lívido: —¿Me espiabas? ¿Es

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