Capítulo 48
Amelia estaba tan consumida por los celos que sus ojos casi se volvían rojos.
El apagón había durado un minuto entero, y en ese minuto, ¿qué había sucedido entre ambos?
Elena exclamó: —Señor Sergio, tiene el labio roto.
Sergio soltó a Clara, se limpió con calma el rastro de sangre del borde de los labios y respondió con una voz en la que se percibía cierta ambigüedad.
—La habitación estaba demasiado oscura. Tal vez nos golpeamos un poco mientras pelábamos la uva. ¿Verdad, señorita Clara?
Ella soltó una risita sarcástica: —Sí, claro, como tú digas.
El modo en que lo dijo la hacía parecer una novia molesta discutiendo con su pareja.
Todos eran adultos, y había cosas que no necesitaban explicarse.
Fuera lo que fuera lo que hubiera ocurrido durante ese minuto de oscuridad, mientras Sergio no dijera nada, los demás sabían que era mejor no preguntar.
Cuando la reunión terminó, la gente comenzó a abandonar la 1908 uno tras otro.
Apenas cruzaron la puerta, el celular de Daniel sonó, y él se ap

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