Capítulo 53
Bostezando levemente, Clara saludó con la mano a Sergio y a Hugo: —Ustedes sigan hablando, yo me voy a dormir.
Hasta el momento de irse, no le dirigió ni una sola palabra a Sergio.
Se dio una ducha rápida y, mientras se secaba el cabello, llamó a Felipe por teléfono.
Azulita ya llevaba un buen rato esperándola en la cama.
Al verla salir, se deslizó hacia ella con la agilidad de un niño travieso y, en cuestión de segundos, se enroscó en su brazo.
Ella no tenía la menor resistencia ante el afecto de Azulita, así que la dejó hacer lo que quisiera sobre su piel.
Cuando la llamada se conectó, Clara preguntó: —¿Tienes tiempo mañana para actuar como mi abogado? Te pagaré según la tarifa de mercado.
Del otro lado, el ruido era ensordecedor: —Espera. Voy a buscar un lugar más tranquilo para hablar contigo. —Respondió Felipe.
Menos de un minuto después, el bullicio desapareció y él preguntó: —¿Qué pasó?
Clara no ocultó nada y le contó con detalle el resultado de su negociación con Adolfo.
Felipe

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