Capítulo 54
Mientras hablaba, de sus labios emanaba un fuerte olor a alcohol, y hasta su mirada se tornaba difusa.
Clara no quería provocar a un hombre ebrio.
Intentó razonar con Sergio en un tono tranquilo: —Te acercas a mí como un demonio. Si no me aparto, ¿acaso debería quedarme aquí esperando a que me lastimes?
Sin darse cuenta, la palabra lastimar despertó toda clase de pensamientos en la mente de Sergio.
Especialmente la posición en la que Clara estaba sentada le rozaba en una zona íntima.
Recién salida del baño, Clara olía a limpio y su piel era tan suave como el postre más exquisito recién servido, una tentación imposible de resistir.
Al notar el deseo que se encendía en los ojos de Sergio, Clara intentó soltarse de sus brazos, pero él la sujetó con más fuerza, impidiéndole escapar.
Clara lo miró con furia contenida: —¿Qué es lo que quieres?
Esa pregunta, directa y helada, logró despejar un poco la embriaguez de Sergio. Se apartó ligeramente de ella y preguntó con voz más firme: —¿Qué rela

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