Capítulo 3
Su voz tenía una atracción magnética, un atractivo susurrante que bailaba al borde del peligro. Mabel se encontró atrapada y el escalofrío de sus palabras la dejó desconcertada. Sus ojos se alzaron, de mala gana, para encontrarse con la intensa mirada del hombre que era desgarradoramente guapo.
Su imponente figura era un testimonio de su fuerza, su camisa blanca delineaba perfectamente el magro músculo que había debajo. Su encanto era palpable, sus rasgos cincelados a la perfección, como si un artista divino hubiera tenido mucho cuidado en su creación. Sin embargo, la palidez de su piel hablaba de una enfermedad que lo había mantenido escondido.
Su mirada helada transmitía una autoridad imponente, una orden silenciosa que exigía respeto. Era una mirada que hablaba de poder y control, una mirada que se había perfeccionado a lo largo de años de dominio.
Se paró en la puerta, su mirada clavada en Mabel, quien sintió una punzada de resentimiento. No pudo evitar preguntarse cuánto tiempo había estado observándola. Si hubiera presenciado su lucha con el lobo, su derrota habría sido su entretenimiento.
Mabel se puso de pie y se encontró con la mirada helada del hombre, entrecerrando sus propios ojos en desafío.
-¿Jayden Griffiths?
Se preguntó si este podría ser el famoso Jayden Griffiths, el segundo hijo del clan Griffiths, cuya desfiguración y muerte inminente eran la comidilla de la ciudad. Es evidente que la percepción que la sociedad tenía de la discapacidad no estaba en consonancia con la realidad.
El hombre que tenía delante era el epítome de la belleza masculina, irradiando un encanto divino. No había ningún indicio de desfiguración o fealdad en su presencia.
La mirada penetrante de Jayden recorrió a Mabel antes de posarse en el lobo detrás de ella. "Ven aquí."
El lobo, ahora gimiendo como un cachorro herido, obedientemente trotó hacia Jayden. Se acarició contra su pierna, buscando consuelo.
La mirada indiferente de Jayden fue suficiente para mantener al lobo bajo control. Salió sigilosamente de la habitación y lanzó una última mirada renuente a Mabel.
Sus ojos parecían contener una promesa: "Cuidado, mujer. ¡Tu caída es inminente!"
Mabel se rió entre dientes, divertida por la vendetta del lobo. Estaba más que lista para el juego que deseaba jugar.
Jayden estudió a Mabel, entrecerrando sus ojos claros mientras pensaba.
"Tú no eres Camila Baldwin".
Mabel quedó momentáneamente desconcertada. No había previsto la rápida deducción de Jayden sobre su verdadera identidad. Sin embargo, ella permaneció imperturbable.
"Efectivamente, soy Mabel Baldwin, la hermana de Camila".
Mabel era pequeña y delicada, su belleza radiante. Sin embargo, su terquedad, arrogancia y crueldad eran rasgos que llevaba sin vergüenza.
Jayden observó a Mabel, su gélido desafío contra el lobo. Algo brilló en sus ojos, un destello de interés.
"¿La familia Baldwin te envió en lugar de Camila? Qué audacia".
El tono indiferente de Jayden hizo que Mabel se estremeciera, sus palabras le apretaron la garganta como una mano invisible, dificultándole la respiración.
Ella frunció el ceño, sintiéndose cada vez más incómoda. Hacía mucho tiempo que no conocía a un hombre de su calibre y no estaba acostumbrada.
Una cosa estaba clara: Jayden había orquestado el ataque del lobo contra ella.
Mabel no podía comprender las razones de Jayden para querer lastimarla. Pero su mirada era una clara indicación de su descontento con ella.
Mientras Mabel contemplaba su próximo movimiento, Jayden comenzó a acercarse a ella.