Capítulo 23
Al día siguiente, apenas María llegó a la empresa, Alejandro se acercó con evidente enojo.
Alzó la voz y dijo: —María, ¿qué significa esto? ¿Acaso querías ofender a Miguel a propósito? ¿Por qué te fuiste temprano, dejando a un cliente tan importante?
Frente a la acusación de Alejandro, María mantuvo una expresión serena y calmada. Lo miró fijamente y respondió, sin arrogancia ni sumisión: —Alejandro, ¿quieres culparme de algo? ¿Acaso estabas presente en la escena? ¿Comprendes la situación?
Él arrugó la frente, con voz cargada de ira. —María, no te hagas la lista. Quedamos en que, si no conseguías firmar el contrato, yo tampoco lo haría. No creas que podrás llevarte el dinero así nomás.
Ella observó la cara de Alejandro y sintió repulsión.
Así era el hombre por el que había sentido cariño durante varios años.
Pero, por suerte, ahora había descubierto su verdadera cara.
Antes de que María hablara, Carmen se acercó con movimientos delicados, girando su cintura. —Hermana, mejor llama a Mig

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