Capítulo 24
Él apretó los labios, echó un vistazo al acuerdo y, entre dientes, dijo con rabia: —María, espero que no te arrepientas.
Ella sonrió con indiferencia. —Tranquilo, no lo haré jamás.
Alejandro firmó con furia.
Carmen, al ver eso, también respiró aliviada.
Ella tampoco deseaba que se enredaran entre sí; en el futuro, la posición de señora de la familia González solo podía ser suya.
—Espero que puedas transferir el dinero en tres días y solucionar este asunto —dijo María con frialdad.
—María... No te pases de la raya. Te arrepentirás de esto. ¿Crees que eres capaz de dejarme? —advirtió Alejandro con dureza.
Se sintió divertida. ¿él realmente estaba tan confiado?
—Está bien, ¡pues esperemos a ver! —dijo María, y luego comenzó a recoger sus cosas.
Había terminado de entregar su trabajo, no tenía motivo para quedarse.
Alejandro resopló con desprecio al verla y se marchó enfurecido.
Carmen, con falsa cordialidad, dijo: —Hermana, te deseo suerte.
Tras decirlo, se fue presurosa, sintiéndose sati

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