Capítulo 11

—¿Cómo puede ser cierto? ¡Esto destroza todas mis creencias! —¡Ellos ya estaban enredados desde hace mucho! ¿Qué amor imposible ni qué tonterías? Todo era falso, ¡solo para engañarnos! ¡Sergio incluso mandó a su propia esposa a la cárcel por Elena! Él era abogado, ¿y aun así usó la confianza de su esposa para hacerle esto? Sergio temblaba de pies a cabeza, como si sus piernas se hubieran clavado en el suelo y no pudiera moverse. Quiso abrir la boca para refutar, pero su garganta estuvo como obstruida por algo. Pasó mucho tiempo antes de que, hecho un desastre, lograra abrir la boca. —Yo no hice nada con ella, no traicioné a mi esposa… —¡Bah! ¡Qué asco! ¿No hiciste nada? ¿Acaso hacerla disfrutar con la mano no contó? ¡Qué falsa moral! ¡Si eso no contó, entonces qué! —¡Exacto, y pensar que me llegaron a gustar de gente como ustedes! Debí de tener un tumor en el cerebro. Me dan asco, un segundo más aquí y vomito. ¡En cuanto vuelva a casa, los voy a exponer! —¿Para qué esperar? ¡Exponlos a