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Capítulo 7

Pronto, Rosa lo supo. Entendió por fin lo que significaban aquellas palabras que Sergio había dejado al irse. Los temas candentes en internet sobre las fotos de violación de la abogada más bella y sobre su supuesta intromisión deliberada en la relación de otra persona fueron retirados de inmediato. En su lugar, aparecieron las fotos de cuando Rosa, en su adolescencia, había sido abusada por su propio padre. La persona que había divulgado la noticia colocó directamente su nombre y sus rasgos faciales en internet para que cualquiera pudiera admirarlos y comentarlos a su antojo. Incluso la describió como una mujer casada y celosa, que utilizaba la violencia verbal y la libertad de expresión en internet para atacar y vengarse de la exnovia de su esposo. —Qué asco, ¿no? ¡Solo por competir por el cariño de alguien, divulgó las fotos de las heridas de otra persona! ¡Ella tampoco es tan limpia como parecía! —Exacto, de tal padre, tal hija. Si su padre había sido tan repugnante, ella seguro que también lo es. ¡Quién sabe, quizá hasta lo disfrutó! —Miren su pecho, ¿cuántos años tendría entonces? ¡Y ya tenía una copa D! A saber qué hombre se lo había amasado así en privado. … Incontables palabras sucias y humillantes irrumpieron en la vista de Rosa. Ella apretó de golpe su teléfono y se sujetó la cabeza con ambas manos. Las pesadillas del pasado parecían a punto de romper el ya debilitado sello que las contenía. Por mucho que luchara y se retorciera de dolor, siempre había alguien que usaba los sucesos del pasado para cubrirle la boca y la nariz, impidiéndole respirar. —¡Rosa! ¡Respira! ¡Rosa! —¡Rápido, una bolsa de plástico! ¡Ve por ella! Su mente quedó en blanco y los ruidos a su alrededor no dejaban de retumbar. Hasta que algo se colocó sobre su cabeza. Una vez… dos veces… tres veces… Poco a poco, los colores empezaron a regresar ante sus ojos. Sergio apareció de nuevo frente a ella. Pero antes de que él alcanzara a decir algo, Elena lo llamó otra vez para que se fuera. Rosa solo escuchó, justo antes de que él se fuera, una frase. —Ya hicieron que retiraran el trending topic, Rosa. No vuelvas a tener otra recaída. En los días siguientes, Sergio permaneció al lado de Elena. La acompañó a ver el mar, la acompañó a admirar la luna. Ambos hablaron en la montaña sobre la belleza de su pasado. Fueron fotografiados por transeúntes que los encontraron por casualidad, y esas fotos fueron subidas a internet. No hubo nadie que insultara a Elena por entrometerse en una relación. En la sección de comentarios, todos enviaban bendiciones y suspiros por aquel amor que había terminado sin resultados. Algunos afirmaban ser testigos de su relación. Contaban que, cuando Sergio iba a la escuela, había regalado algo a todos los compañeros de clase solo para poder obsequiárselo a Elena. Y que cuando ella mencionaba de pasada un pastelito, él no dudaba ni un segundo en volar a la ciudad vecina para comprárselo. Y esa misma noche se lo entregaba en persona… Con estas anécdotas, surgió aún más gente en internet. Alentaban a Sergio a divorciarse de esa mujer malvada y a casarse con su primer amor. Elena, incansable, le enviaba capturas de estas publicaciones a ella. Rosa no prestó atención a sus provocaciones. A ese hombre, ella hacía ya mucho que había decidido no quererlo. Por la noche, Rosa abrió el software que estaba conectado a la cámara. No esperaba encontrarse, por accidente, con la Elena completamente desnuda. Ella se encontraba de pie frente a Sergio, con la mirada húmeda y suplicante. —Este el cuarto deseo, Sergio, tócame. En el video, Sergio la miraba con una expresión compleja. —Elena, tú… —Este es mi cuarto deseo, solo quiero tocarte un poco, Sergio, no me rechaces. Ella tomó la mano de Sergio y la guio hacia la suavidad de su propio pecho. Esta vez, él vaciló, pero no la rechazó de nuevo. Los ojos de Rosa se llenaron de burla. Copió el video y, enseguida, apagó el teléfono. Clara había encontrado el hospital donde se encontraba la abuela de Rosa. También le había dado un contacto para tramitar la anulación de su identidad. Después de prepararlo todo, Rosa se arregló bien y se dirigió al hospital donde estaba su abuela.

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