Capítulo 10
Sus palabras fueron firmes, sin la vacilación de antaño.
Alejandro debería haberse sentido aliviado, incluso liberado.
Pero, por alguna razón, algo parecía atorarse en su garganta.
Forzó una respiración, rompiendo la opresión en su pecho, y dijo con una frialdad profunda: —Mañana a las nueve en el Registro Civil. Si vuelves a retractarte... te entregaré a esos tres socios extranjeros.
Tras lanzar esa amenaza, el rostro de Alejandro se volvió completamente helado.
María, frente a aquella amenaza, soltó una risa seca: —No te preocupes. Aunque tenga que arrastrarme, mañana llegaré al Registro Civil.
Dicho eso, ignoró la mirada oscura que Alejandro clavaba en su espalda y caminó hacia las escaleras. Justo al llegar allí, se topó con la niñera y con Javier.
Los ojos negros de Javier pasaron por la maleta en la mano de María. Sonrió: —Qué bien, ya no tendré que volver a ver a esta fastidiosa.
Un tirón agudo atravesó el corazón de María, pero aun así sonrió con amargura.
—Javier... deseo que

Haga clic para copiar el enlace
Descarga la aplicación Webfic para desbloquear contenido aún más emocionante
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil
Encienda la cámara del teléfono para escanear directamente, o copie el enlace y ábralo en su navegador móvil