Capítulo 29
El aire en el recinto se congeló al instante.
Todos los presentes estaban atónitos ante lo que acababa de suceder.
—¿Está loca la número ocho? ¿Cómo se atreve a ganarle a la esposa del futuro presidente del Grupo Fénix?
—Supongo que esta suicida escuchó sobre la pulsera de jade imperial valorada en un millón de dólares y decidió arriesgar su vida por el dinero.
En la zona VIP, Javier, con la pequeña bandera en mano, quedó petrificado, la boca ligeramente abierta.
Alejandro también se inclinó hacia adelante; sus ojos profundos mostraban por primera vez una mezcla de duda, curiosidad y, por supuesto, una chispa de ira.
En el escenario, Carmen, como si un rayo la hubiera golpeado, se quedó inmóvil. Incluso a través de la máscara era evidente su asombro.
¿Cómo era posible?
¿La número ocho, que antes le había dado un masaje en todo el cuerpo, se atrevía a golpearla de verdad?
—¡Protesto! ¡Ha cometido una infracción!
Carmen, furiosa, gritó desesperada hacia el árbitro.
El árbitro, nervioso,

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