Capítulo 59
Esas palabras estallaron como un trueno en la mente de Alejandro.
—¡Tú!
Él no había esperado que ella se atreviera a ser tan audaz...
Si hubiera sido otra persona la que osara provocarlo así, hacía tiempo que la habría lanzado a los demás guardaespaldas para que la manejaran a su antojo.
Pero, por alguna razón...
Sus puños apretados, su respiración tensa, simplemente no podía dar un golpe decisivo.
¿Era porque Laura había recibido una bala por él?
No lograba distinguir el motivo.
Con sus ojos clavados en aquella mujer que, justo bajo su nariz, insistía en provocarlo, la fiera dormida dentro del hombre comenzaba a despertar...
En el pasado, él había creído que retener a Laura podía servirle como arma para enfrentarse a Carlos, pero ahora...
Tenía la sensación de que Laura, capaz de cambiar de cara y con una fuerza sorprendente, podría resultar aún más difícil de manejar que el propio Carlos.
Recuperada la lucidez, Alejandro ya no dudó ni un instante. Sujetó con fuerza el brazo de María

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