Capítulo 61
Javier, por miedo a que su padre lo golpeara, corrió hasta esconderse detrás de Carmen. Ella fingió preocuparse. —Javi, ¿te has hecho daño?
Javier negó con la cabeza.
A un lado, Alejandro miró la cara destruida de María y dijo con voz grave: —Carmen, lleva a Javi al colegio.
—De acuerdo.
Carmen se fue de la villa con Javier, seguida por un grupo de guardaespaldas.
En la sala cayó un silencio tan denso que resultaba asfixiante.
Las empleadas ni siquiera se atrevían a respirar.
Alejandro volvió a sentarse en el sofá; su mirada no se posó en aquel rostro donde las quemaduras y los puntos oscuros se entrecruzaban, pero en su tono se percibía un tipo de presión invisible.
—¿Por qué no lo esquivaste?
Hasta una empleada podía apartarse; con las habilidades de María, era absolutamente imposible que hubiera salido herida.
La voz de María fue indiferente, ni fría ni cálida. —Si me hubiera apartado, la señora Carmen no lo habría dejado así, y a usted le habría resultado incómodo. Así que, si sacr

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