Capítulo 99
—¡María! —¡Vuelve aquí!
En un instante, frente a la puerta del reservado, los pasos de María se detuvieron.
La mirada de Alejandro se endureció, y el borde de sus labios, apretados con fuerza, se curvó en una sonrisa fría y segura.
Tal como esperaba... ella ya no podía continuar con la actuación.
No pasarían ni tres segundos antes de que ella diera la vuelta dócilmente, como tantas veces lo había hecho en el pasado.
Él contó con absoluta confianza "Tres... dos... uno..."
María se agachó dentro de su campo de visión.
Los cordones de los zapatos de Simón se habían soltado, y ella, con la cabeza ligeramente inclinada, utilizó sus dedos ágiles y suaves para atárselos, concentrada en cada movimiento, como si aquel pequeño detalle fuera lo único importante en el mundo.
Luego tomó la mano del niño y, sin volver la cabeza ni una sola vez, cruzó el umbral del reservado. Su silueta desapareció por completo más allá del juego de luces y sombras.
Las pupilas de Alejandro se contrajeron bruscamente

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