Capítulo 1188
El corazón de Lucille empezó a latir con violencia, como un lago en calma al que se le arroja una piedra que produce ondas tras ondas.
Pensándolo mejor, parecía imposible.
Estaban en Dilsburg, territorio de Frank.
Para la boda, Frank había dispuesto de un montón de hombres para que el antiguo castillo fuera impenetrable. Incluso los invitados que entraron tuvieron que verificar su identidad antes de poder entrar.
Se tomaron precauciones tan estrictas sólo para evitar que personas ajenas entraran a escondidas y causaran perturbaciones.
Más aún, dado el poder y el estatus de José, ¿cómo pudo haberse rebajado tanto como para disfrazarse de camarero?
Ella debe estar pensando demasiado.
Lucille levantó la cabeza, mirando aproximadamente en la dirección de la persona que estaba frente a ella y preguntó: "¿Quién eres?"
Los ojos de Lucille estaban, como siempre, negros como el carbón y brillantes. La única diferencia era que estaban desenfocados.
Significaba que... estaba ciega.
La mano de Jos

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