Capítulo 124
Enseguida se dirigieron hacia el mostrador de los medicamentos para recoger la prescripción del doctor. Después de unos pocos pasos, Alexia se dio cuenta de que Damon estaba sosteniendo su mano, y rápidamente la retiró.
Él se volvió para mirarla y preguntó con los ojos brillantes: "¿Qué ocurre?"
Aquella mirada límpida y franca hizo que a Alexia le fuera difícil dar una explicación. Ella solo pudo responder: “Nada, vamos”.
“¿Te sientes muy indispuesta?”, preguntó él con preocupación.
Damon levantó las cejas, como si de repente se le hubiera ocurrido algo: “Si te sientes tan enferma que te cuesta andar, debiste decirme. No hay necesidad de que te abras camino por tu cuenta”.
Mientras hablaba, se inclinó ligeramente y la levantó como si fuera una pluma.
Alexia no tuvo tiempo de reaccionar, se sentía muy débil y con la cabeza pesada.
Todo lo que pudo hacer fue poner los brazos alrededor de su cuello y quedarse mirando su barbilla. Después de unos instantes recuperó la sensatez y exclamó:

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