Capítulo 16
Preguntando, en cuanto entró a la habitación, ni siquiera tuvo tiempo de encender la luz antes de arrinconarme contra la pared y besarme con deseo.
Había estado enfermo durante años, su temperatura corporal era algo baja, no tan ardiente.
La temperatura fue subiendo de forma gradual, y tanto él como yo terminamos cubiertos por una fina capa de sudor.
Esta vez, no importó cuánto le supliqué, ya no fue gentil, recuperó su habitual brutalidad... No, ¡fue aún más cruel que nunca!
En mi confusión, recordé la primera vez que tuve relaciones con él, tumbada bajo su cuerpo, temblando por completo.
No era porque fuera mi primera vez, ni por falta de experiencia, sino porque... había vendido mi dignidad, convirtiéndome de esa forma en el juguete de un hombre desconocido.
—Bianca, ¿todavía te atreves a distraerte en este momento? ¡De verdad quiero matarte!
Junto a mi oído, su respiración se tornó más pesada y su tono, cada vez más frío.
Me mordí nerviosa el labio y lo abracé con fuerza: —Samuel,

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