Capítulo 17
Por un momento, no supe qué decir.
No fue sino que hasta que Samuel encendió la luz y vio con claridad mi cuerpo cubierto de moretones.
Sí, todo mi cuerpo estaba lleno de moretones, marcas violáceas y verdosas, como si me hubieran golpeado con brutalidad. En mi piel blanca como la porcelana, esas heridas resultaban especialmente llamativas.
—¿Qué pasó aquí?
Su expresión se tornó seria de inmediato y examinó con cuidado esas heridas.
Yo bajé la cabeza a propósito, como si temiera algo.
Entonces Samuel empezó a consolarme con dulzura, casi como si calmara a una niña: —Bianca, mira soy tu hombre, deberías confiar en mí... Dime, ¿estas heridas tienen algo que ver con Natalia?
Sin pensarlo, él olvidó todo lo demás, y en sus ojos y en su corazón sólo existía yo.
La razón por la que me fui del país fue porque sabía que él aún sentía algo por Natalia... Después de todo, se conocían desde niños y él no podría ser demasiado duro con ella.
Pero para mí, lo que yo quería... ¡era precisamente que f

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