Capítulo 50
—¡Tú vas a ser la que mejor viva de todas nosotras en el futuro, qué envidia!
La sonrisa en Patricia se hizo cada vez más amplia, y su profunda mirada, cargada de una soberbia que no se desvanecía por nada, se posó justo sobre Elena.
Elena temerosa desvió la vista y se encogió aún más en una esquina, esforzándose al máximo por volverse invisible.
No se había siquiera imaginado que también vendría Ricardo López.
Ricardo era un auténtico hijo de familia adinerada. Su abuelo había fundado la exclusiva y lujosa marca nacional Rosa del Desierto, acumulando cuantiosa riqueza durante décadas. Aunque no podía compararse para nada con la familia Gómez, sí estaba a las puertas de la Corporación Valle Dorado, lo que representaba un nivel que muchos ni siquiera podían concebir.
Y entre Ricardo y Elena, había habido una escandalosa historia de rumores.
Durante la fiesta de Año Nuevo en su primer año universitario, Elena interpretó una majestuosa pieza de piano en el escenario.
Vestía un traje largo

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