Capítulo 94
—La señorita Elena fue al hospital.
—¿A ver a quién?
—Al señor Ricardo.
El rostro de Sergio se tornó aún más oscuro, como si en cualquier momento fuera a desatarse una tormenta.
—Si quisiera volar el hospital...
Miguel casi quiso taparle la boca en ese instante: —Señor Sergio, ¡cuidado con lo que dice!
Sergio, en estado normal, era bastante correcto e incluso un poco caballeroso, pero cuando se alteraba, podía ser más extremo que cualquiera, capaz de hacer cualquier locura.
Miguel realmente temía que Sergio enloqueciera.
Si terminaba en la cárcel, ¿de dónde sacaría Miguel otro trabajo tan bien pagado?
Miguel se apresuró a cambiar de tema.
—Antonio tuvo que irse, su hijo está enfermo. ¿Quiere que lo lleve a casa luego?
—Hmm.
Sergio, mientras no se tratara de Elena, no mostraba el menor interés; respondió con desgana.
Miguel también quiso darle algunas noticias sobre Elena, pero Sergio prefería soportar su propio malestar antes que ceder en su orgullo, así que no le dejó otra opción.
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