Capítulo 78
Ignacio dio un par de pasos tambaleantes y se quedó paralizado en el lugar.
Al ver su expresión, Lourdes sintió algo de culpa.
—Señor, lo siento, le fallé a sus expectativas
Dijo, haciendo una profunda reverencia con sinceridad.
Que Lourdes pudiera trabajar aquí era todo gracias a él y ella lo agradecía de corazón.
—Si necesitas ayuda, aún puedes venir a buscarme. El puesto de secretaria siempre estará disponible para ti.
Ignacio reaccionó y sonrió.
—Gracias a usted.
Lourdes agradeció y se dio la vuelta para irse.
Al salir, regresó a su escritorio para recoger sus cosas.
Julia corrió hacia ella, algo preocupada. —¿Qué pasó? ¿El jefe no te despidió, verdad?
Lourdes, agotada física y emocionalmente, asintió con la cabeza sin poder pronunciar palabra.
—¿Eh? —Julia parecía sorprendida—. ¿Cómo pudo despedirte? Durante el tiempo que estuviste herida, Ignacio a menudo se quedaba mirando tu lugar de trabajo, pensativo... Hasta pensé que le gustabas...
—Eso...
Lourdes se atragantó con su propia

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