Capítulo 21
—No. —Pablo la rechazó sin titubear, entrelazando con fuerza sus dedos con los de ella y mirándola fijamente. —María, no quiero olvidarlo. Anoche fue mi primer beso. En mi familia se valora la lealtad y la entrega total. Tú me besaste, así que debes hacerte responsable de mí.
Ante esa mirada ardiente, María se sintió intimidada y apartó los ojos. Balbuceó, intentando disuadirlo:
—Pero yo ya estuve casada una vez, no está bien lo que estamos haciendo.
—Además, solo fue un beso. Si fingimos que nunca ocurrió, yo lo olvidaré por completo. Mientras tú no lo menciones, nadie lo sabrá y seguirás siendo inocente.
Sus palabras, sin embargo, cada vez sonaban menos convincentes.
Pablo sabía que estaba avanzando demasiado rápido, pero no quería dejar escapar esa oportunidad.
Insistió en que debía responder por lo ocurrido, asegurando que no le importaba su matrimonio.
Un día no bastaba, insistiría diez si era necesario. Después de todo, que María lo hubiera besado significaba que, en el fondo, el

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