Capítulo 22
Jamás se le habría ocurrido a María que Pablo fuera aquel hermano mayor callado, el que ni siquiera sabía expresarse bien.
La diferencia era tan abismal que le resultaba imposible relacionar a las dos personas.
Y ahora entendía que, desde las sombras, Pablo siempre la había amado.
Solo que ella sentía que no merecía un afecto tan profundo.
Con la cabeza gacha y los labios apretados, María se dejó invadir por una maraña de emociones y una inseguridad amarga.
Pablo lo percibió de inmediato y la estrechó con fuerza contra su pecho.
—Tu pasado no me importa. Conozco todos tus temores y angustias, y lo único que deseo es ayudarte a salir del dolor, que empieces una vida nueva.
—No me interesa si nos casamos o no. Solo quiero que estés a mi lado. Y si algún día llego a fallarte, quiero que tengas el valor de vengarte de mí y de dejarme para siempre.
—Solo quiero que no vuelvas a sufrir, que seas valiente y vivas como tú quieras. No te menosprecies ni te preocupes más. Si deseas vengarte de J

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