Capítulo 11
A los pocos minutos, la luz del quirófano se apagó.
Bruno observó con la mirada vacía cómo sacaban a Alicia en la camilla. El médico negó con la cabeza, confirmando lo inevitable.
La última chispa de esperanza se extinguió por completo.
El frío que lo atravesó le caló hasta los huesos, no fue capaz de pronunciar palabra.
María llegó corriendo al hospital y vio a Bruno sentado en el suelo, sin reacción alguna.
—¡Bruno!
Se acercó a tironear de él, pero era como si su cuerpo estuviera clavado al suelo. Tenía la mirada perdida, y de pronto, entre dientes, con odio contenido, dijo:
—Quiero una autopsia.
Se puso de pie, estaba cubierto de sangre y su aspecto resultaba casi aterrador. Aun así, María trató de detenerlo:
—¿Y qué hay de nuestra boda?
—¿Tienes idea de lo humillada que me sentí? Yo...
Pero Bruno la interrumpió con frialdad:
—Cancélala.
Y sin mirarla una sola vez, se soltó de su brazo y se marchó.
María, furiosa, pataleó en su sitio con una rabia impotente.
Alicia, en forma de alma

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