Capítulo 36
—Ángeles, voy a contestar una llamada...
Silvio levantó la vista y miró a la directora Ángeles, luego señaló su celular y enseguida abrió la puerta de la oficina y salió.
—¿Hola? Buenas tardes, Liliana.
—Hola, Silvio. ¿Quieres ver a Esther?
—¡Por supuesto! ¡Tengo muchísimas ganas de hacerlo!
¡Sabía que sí!
¡Por fin había noticias!
Desde el sábado pasado, cuando Esther salió del hospital en secreto, ya habían pasado tres o cuatro días. ¡Silvio realmente deseaba verla!
Incluso en sueños...
¡Soñaba con abrazarla!
Había estado esperando todo ese tiempo, con la esperanza de que Esther se pusiera en contacto con él lo antes posible.
¡Y entonces podrían comenzar una vida feliz, sin preocupaciones!
—Bien...
Al escuchar eso, Liliana no pudo evitar soltar una risita.
—Este viernes, después de que salgas del trabajo, ve a verla. Ella dice que ya lo ha pensado bien.
—¡Perfecto! ¡Perfecto! ¡Gracias, Liliana!
—Sí, Silvio... Prométeme que la vas a tratar bien, ¿sí? Ella nunca ha tenido novio desde qu

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