Webfic
Abra la aplicación Webfix para leer más contenido increíbles

Capítulo 6

Mientras estaba sentada en la oficina de Lucien, Octavia revisaba sus redes sociales en su teléfono. No hacía una semana de que Ariadne firmó los papeles de divorcio y se fue de la casa, pero el rumor era que Octavia ya se estaba haciendo cargo de la residencia Albrecht como si fuera la nueva señora. El sonido de la puerta abriéndose la hizo desviar la atención del dispositivo. Levantó la mirada y vio a Lucien. Se percató de inmediato de lo estresado que se veía. Él era como un regalo ambulante. Parecía ser enviado por dios para bendecir el mundo. Era un imán para las mujeres y el dinero, mientras era constantemente envidiado por los hombres. Su largo cabello cobrizo, sus ojos azules como el océano, sus perfectos labios naturales y los hombros anchos que a ella tanto le gustaban… Además, era mucho más alto que la media, atributo que era el sueño de toda mujer. Lo vio caminar directamente hacia el escritorio sin siquiera mirarla. De seguro tenía alguna nueva idea de negocio que elevaría las ganancias de Albrecht Empire. “¿Lu?”, lo llamó luego de guardar su teléfono. El pelirrojo siguió con su camino mientras miraba hacia atrás. Su expresión se suavizó cuando sus ojos se posaron en ella: “¿Está todo bien?”, le preguntó. Lucien permaneció en silencio por un segundo, como si su cerebro no hubiese procesado su pregunta. Octavia se veía más sumisa, a diferencia de su usual aspecto hostil y confiado. Llevaba un vestido color durazno que le quedaba por encima de las rodillas. Su habitual maquillaje pesado había sido reemplazado por uno más natural, y su pelo estaba recogido en simples torzadas. A él no le disgustaba el cambio a la apariencia de esposa obediente, sino que la encontraba demasiado parecida a… su exesposa. Por alguna razón, había estado pensando demasiado en ella en los últimos días. ¿Por qué permanecía en su cabeza? Cuando seguían viviendo juntos, ni mencionaba su nombre. Ni siquiera lo hizo en su noche de bodas, ni en la fiesta de compromiso. Parecía que Alexandra era la única ansiosa por casarse con él, mientras hacía todo lo posible para que la relación funcionara. Eso le dio curiosidad: ¿Por qué había accedido a casarse con él? ¿Era por su dinero? ¿O el estatus y la riqueza que venían con el apellido Albrecht? Sin embargo, durante el tiempo que estuvieron juntos, ella nunca había gastado mucho. Es más, ni siquiera había tomado la tarjeta de crédito negra que le ofreció, la cual era el sueño de la mayoría de las chicas. Tampoco parecía tener la intención de revelar que era la joven señora de la familia Albrecht, ni de disfrutar el prestigio y el poder que ello implicaba. «¿Entonces, por qué…?». “¿Lu?”, la suave y melosa voz de Octavia lo sacó de su trance. Mientras estaba perdido en sus pensamientos, la morena se había levantado del sillón para acercarse a él. Le puso una mano en el hombro, intentando reconfortarlo: “¿Me escuchabas? ¿Está todo en orden?”.   Conteniendo el suspiro que estaba a punto de emitir, Lucien forzó una sonrisa y asintió, dándole a su amante su versión de una respuesta satisfactoria antes de volver a dirigirse a su escritorio, listo para empezar su trabajo nocturno. Sin embargo, sin que él se percatara, la dama se vio disgustada y su expresión se ensombreció visiblemente. Acababa de deshacerse del obstáculo principal y no permitiría que otro se interpusiera en su camino. “Pareces ocupado con el trabajo”, comentó mientras se acercaba al hombre, deslizándose sobre su regazo con un simple movimiento. Luego, le dio un beso apasionado. Eso pareció perturbarlo un poco, pero se deshizo de esa idea mientras organizaba unos archivos y respondía: “Sí, he estado muy ocupado con cosas del trabajo”. “¿Son inversores?”. Sin levantar la mirada, le dio una respuesta simple: “No”. Pero Octavia no se dio por vencida. Planeaba seguir haciendo preguntas, pensando que así podría aliviar el peso que su prometido cargaba. Sin embargo, cuando iba a seguir, él se estiró para agarrar unos archivos y, debido al descuido de su asistente al organizarlos, la pila se derrumbó y algunas carpetas se esparcieron por el suelo. “¡Mierd*!”, maldijo despacio, mientras se inclinaba para levantarlos. “Yo los recogeré, tú ordena los de la mesa”, lo detuvo Octavia mientras bajaba de su regazo, inclinándose para hacer lo que indicó. Lucien se sintió invadido por una oleada de satisfacción al ver a la mujer con la que iba a pasar el resto de sus días. Sí que era la mujer que cualquier hombre desearía tener. O eso era lo que él creía. “Listo”, anunció la morena, levantándose y pasándole los archivos. En ese momento, su mirada captó un encabezado, y el particular nombre le llamó la atención. Así, volvió a sentarse en su regazo y lo sostuvo para leerlo, pero cuando lo iba a hacer, él se lo arrebató con un veloz movimiento. A pesar de que eso la enfureció, mantuvo su sonrisa. Después de todo, Lucien no solía ocultarle nada. Entonces, ¿qué tenía de importante esa carta? Estaba segura de que era de una empresa. Entonces, ¿por qué ocultársela? “No te veo usar ese nombre hace mucho tiempo. Sólo lo hacías mientras estudiabas en Italia, ¿no?”, preguntó. De repente, él la miró con disgusto, y era la primera vez que se dirigía a ella con una actitud que no estuviera cargada de afecto y preocupación. Retrocedió por instinto, Octavia tartamudeando: “Es-es– El nombre en esa ca-carta… Sólo me sorprendió que lo sigas usando”. Sintió que su corazón latía con fuerza mientras la mirada de él permanecía estoica. La proximidad física tampoco ayudaba. Era imposible descifrar los pensamientos del hombre, lo que la llevó a su límite. “Te dejaré trabajar. Iré a ver cómo van los preparativos para la cena”, anunció mientras se levantaba, repentinamente desesperada por salir de esa oficina. En menos de un minuto, había llegado a la puerta y ya se había marchado. Unos segundos después, Lucas entró.   “¿Qué sucede?”, le preguntó su jefe con voz seria. “Pidió un informe sobre los antecedentes de la señora… de la señora Ariadne. En efecto, es huérfana. Creció en un pequeño y deteriorado orfanato de las afueras de Seattle. El nombre de sus fallecidos padres es desconocido. El director del orfanato sólo dijo que ella nunca mencionó a su familia”. La expresión del jefe se congeló. Y el subordinado dudó antes de seguir hablando: “Sin embargo, el paradero de la Sra. Ariadne es desconocido. Es como si hubiera desaparecido de la faz de la tierra. Pero n-no se preocupe, estamos haciendo todo lo posible por localizarla”. Lucien sintió un ardor en el pecho, y sin darse cuenta, casi pierde los estribos: “No recuerdo haber contratado a empleados tan incompetentes. ¡Sólo tienen un maldit* trabajo!”, exigió. A pesar de que mantuvo la voz baja, sonaba aún más amenazante que si gritara. “Lo siento, señor”, se encogió Lucas: “Asumo la total responsabilidad de este retraso. Me distraje demasiado durante la investigación”. “¿Qué puede ser más importante que eso? Dime”. Trotando hacia el escritorio,  el asistente abrió el cobertor de su tableta. Tocó la pantalla unas cuantas veces antes de mostrarle un artículo que había sido publicado. “Parece que alguien consiguió el contrato con el Sr. Heinrich antes de  nosotros”. Lucien frunció el ceño al escucharlo. ¿Quién podría lograr algo que él no pudo? “¿Grey Enterprise?”, susurró cuando sus ojos se posaron en el nombre de la compañía que se había quedado con el beneficio. “Sí. Hace una semana, un nuevo presidente asumió el mando absoluto de Grey Enterprise. Nuestras fuentes indican que es la heredera de la familia, que salió a la luz luego de estar desaparecida por años”. Esa noticia le hizo fruncir aún más el ceño. La historia no sólo sonaba descabellada, sino que parecía de absoluta ficción. ¿Y cómo podía esa mujer conseguir un trato que él no había podido asegurar en meses? ¿Acaso era tan eficiente? ¿O había algo más? “Empieza una investigación sobre sus antecedentes, y recopila todo lo que puedas encontrar”, exigió mientras su mirada se perdía en un punto de la pared. Sea quien fuera la heredera de los Grey, tenía que tener cuidado con ella.

© Webfic, todos los derechos reservados

DIANZHONG TECHNOLOGY SINGAPORE PTE. LTD.