Capítulo 26
Crucé los brazos, procurando mostrarme segura: —¿Quién te dio la orden? Ya te lo he dicho: quiero encargarme de tu dueña, no necesito tus disculpas.
Diego apretó los dientes y señaló a Lucía: —Fue ella quien me pagó para que hiciera el montaje de las fotos.
El rostro de Lucía se volvió pálido al instante, negó con firmeza: —No digas tonterías.
Con los ojos empañados, se volvió hacia mí: —Sé que nunca te he caído bien, pero ¿por qué tienen que inventar esto juntos para difamarme?
Arqueé una ceja. ¿Ahora resultaba que yo también la estaba calumniando? Eso sí que era darle la vuelta a la tortilla.
Pero yo tenía cómo probar mi inocencia.
Me giré hacia Diego, sin perder la sonrisa: —Lucía dice que yo la difamo; en realidad te está acusando a ti. Si no tienes pruebas de que no la has difamado, no voy a dejarte en paz.
Levanté los documentos que tenía en la mano.
Diego no dudó ni un segundo. Con un deje de rencor en la voz, dijo: —Señorita Lucía, fue usted quien me acusó por detrás. Y ahora p

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