Capítulo 58
El asombro se reflejaba en el rostro de Daniela: —¿De verdad? ¿Desde cuándo Ramón es tan buena persona?
Recordé la condición que él me había puesto y solo pude esbozar una sonrisa irónica: —Seguro el que está mal de la cabeza es él.
—¿Y tu examen? —Preguntó Daniela.
Pensé un momento en las preguntas de ese día: —Creo que bien. No fueron muy difíciles; probablemente pase a la etapa de entrevistas.
Ella me rodeó el cuello con un brazo, entusiasmada: —¡Eso es genial! Cuando ganes mucho dinero, acuérdate de invitarme a una gran cena.
—Por supuesto.
A los pocos días, efectivamente, recibí la notificación para la entrevista.
Lo que no esperaba era encontrarme allí con Lucía.
Al verme, no mostró sorpresa alguna. Caminó hacia mí, me recorrió de arriba abajo y soltó un resoplido despectivo por la nariz.
—Quién diría que la señorita Cisneros también va a entrevistas. Parece que no te va tan bien. —Comentó con burla.
Fruncí el ceño y eché una mirada rápida a los demás candidatos.
Por suerte, Lucí

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