Capítulo 61
Era, después de todo, mi primer trabajo. Al recibir los documentos, sentí una mezcla de curiosidad y expectativa: —¿Estos datos tengo que pasarlos a un informe?
Pablo giró levemente la silla: —No. Quiero que te los aprendas de memoria.
Me quedé mirando las hojas con incredulidad: —¿Aprenderlos de memoria? ¿Lo dices en serio?
En su mirada había un brillo burlón, pero el tono fue completamente serio: —¿Crees que estoy bromeando? Aquí tienes todos los socios comerciales. Mi asistente debe conocerlos a la perfección para evitar errores en el trabajo.
Aún sorprendida, asentí: —Entendido.
—Ve a estudiarlos. En una semana te haré una prueba. —Añadió, apoyando las manos en el teclado.
En la universidad pasaba el día memorizando, y ahora, trabajando, la historia se repetía.
Con el fajo de documentos en mano, salí algo desanimada. Irene se me acercó con aparente interés: —¿Eres amiga del presidente Pablo? ¿O lo conocías antes?
Ante su mirada inquisitiva, sonreí incómoda: —¿Tú crees que lo parezc

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