Capítulo 60
Con el rostro serio, respondí: —Tú sabes bien si estoy mintiendo o no. Y ya te lo dije, no vas a poder trabajar en Grupo Cisneros. Apártate.
Lucía rugió a mi espalda: —¿Quieres perjudicarme? Será mejor que aceptes la realidad, siempre estarás bajo mis pies.
De vuelta en la residencia, me tumbé enseguida.
Llevaba días sin dormir bien por la preocupación de la entrevista; por fin había terminado y, fuera cual fuera el resultado, lo primero era descansar.
A la mañana siguiente.
Medio dormida, contesté el teléfono. La voz de Pablo, molesta, me sobresaltó: —Has tenido el descaro de engañarme.
Me incorporé de golpe: —¿En qué te he engañado?
—Me dijiste que entrarías a trabajar en Grupo Cisneros, pero no he visto tu expediente de incorporación.
¿Pablo revisando las solicitudes de ingreso? Lucía no mentía, ese puesto era, efectivamente, un cargo directamente a su servicio; de otro modo, no se habría tomado la molestia de mirar los expedientes de los aspirantes.
Volví a recostarme, fingiendo in

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