Capítulo 75
Daniela se inclinó hacia mí con aire misterioso: —¿Sabes lo que dirán en la oficina si no haces caso a Pablo?
De pronto lo entendí, aunque enseguida fruncí el ceño: —¿Y Pablo así, revelando mi identidad de esa manera? Es demasiado...
Daniela alzó las cejas y me miró fijamente: —Yo creo que lo tuyo ya es obsesión por evitar habladurías. Pero si él no hubiera dicho que eres su hermana, ¿sabes qué otra etiqueta te habrías ganado?
—¿Cuál?
—¡La de amante trepadora de Pablo!
Sus palabras fueron tan crudas que, justo al beber agua, terminé atragantándome.
—¡Cof, cof, cof! —Tosí hasta que se me puso la cara roja.
Soltó el gajo de mandarina y me dio unas palmaditas en la espalda: —¿Y ese drama? Yo diría que a Pablo sí le gustas. Se le nota en cómo te trata desde que entraste.
Me quedé helada, aunque intenté disimular con torpeza: —¿Algo? ¿Qué algo?
Pareció notar un matiz extraño en mi reacción: —¿Qué algo? ¿Por qué me lo preguntas así?
Evadí su mirada, pegué la espalda a la pared y, esquivándol

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