Capítulo 91

Daniela, emocionada, casi se levantó de la silla: —¡Dios mío, un posgrado en psicología! Eres increíble, prácticamente mi ídolo. Al salir después de comer, los tres llevábamos sonrisas en el rostro. —Patricia, gracias por hoy. —Dijo Gabriel, y luego, con cierta duda, agregó. —¿Puedo llamarte así? Si no, seguiré diciéndote Señorita Patricia. Al escucharlo, me quedé pensando, si cada vez que lo viera me llamara Señorita Patricia... Sacudí la mano con rapidez: —Claro que sí, todos mis buenos amigos me llaman así. Gabriel sonrió: —Entonces vayan con cuidado, que tengan un buen regreso. Daniela y yo volvimos del brazo. Esa noche pensaba quedarse en mi casa; había encontrado trabajo y quería rentar en mi mismo complejo. Abrí la puerta y le dije: —Bienvenida a mi hogar. Daniela asomó la cabeza curiosa y comentó: —¡Vaya! Está muy acogedor, muy cómodo. Dejé el bolso y estaba por responderle cuando, de pronto, algo me llamó la atención. Fruncí el ceño: —¿Te diste cuenta? El llavero de mi bolso d