Capítulo 19
Tras un rato de cortesías, todos en el reservado se marcharon.
Héctor, de pronto, se arrodilló ante Nicolás:
—Papá, en estos cinco años, por culpa de Elisa, tuve muchos malentendidos con Julieta. No la cuidé como debía, la hice sufrir y también te herí a ti. Quiero disculparme contigo y con Julieta.
Explicó todo lo ocurrido, sin victimizarse ni buscar excusas.
Permaneció en silencio, bebiendo café.
Julieta quiso pedirle a Héctor que se levantara, pero Nicolás le lanzó una mirada severa.
Ella guardó silencio y observó cómo Héctor, con la cabeza baja, mantenía la postura firme.
Llamó varias veces al camarero para que le rellenara la taza y hasta le ofreció a Julieta.
Era como si Héctor no existiera.
El tiempo se deslizó, cinco minutos, diez, veinte, media hora.
Por fin, Nicolás miró al hombre arrodillado.
—Acepto tus disculpas. Puedes levantarte.
Héctor no se movió, alzó la vista hacia Julieta: —Quiero que papá sea testigo y me ayude a pedirte una oportunidad para enmendarme.
—Yo no pued

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