Capítulo 21
Héctor contuvo el impulso de exigir explicaciones y regresó a su casa.
Pasó la noche en el sofá, y al amanecer fue a casa de Julieta.
Esperó desde que clareó hasta que el sol comenzó a caer. Entonces, por fin, vio llegar su carro.
Ella hizo sonar el claxon dos veces. Él no se movió.
Julieta, sin opción, bajó del auto para hablar con él.
Al ver los ojos de Héctor inyectados de sangre, se sorprendió: —¿Qué pasa?
Héctor bajó la mirada hacia su vientre.
—Ayer tu amiga dijo que perdiste un bebé.
El ceño de Julieta se contrajo. Guardó silencio un momento antes de responder: —Así es.
—¿Cuándo? ¿Cómo es que yo...?
Julieta lo interrumpió: —El día que rompí tu celular; el día que me obligaste a embarazarme para compensar a Isabela; el día que te apuñalé y te llevé al hospital.
A medida que hablaba, el rostro de Héctor iba palideciendo.
—¿Por qué no lo supe? —Preguntó con la voz tan tensa que parecía a punto de quebrarse.
Julieta lo miró y dijo: —En la autopista, el sistema de control del carro f

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