Capítulo 1158
La mirada en los ojos de Bunny Bai hizo que a Nixon se le erizara el cuero cabelludo.
¿Qué había hecho él para que ella desconfiara tanto de él?
¿Era un secuestrador?
"Sólo quiero ayudarte a salir del auto", explicó Nixon.
Bunny Bai emitió un sonido de acuerdo y, en un instante, desvió la mirada, extendió la mano para abrir la puerta del auto y salió.
Nixon sintió un poco de agravio en su interior. Tenía la sensación de que Bai no había confiado en él.
Él la siguió fuera del coche.
Ambos se detuvieron frente a una villa costera.
La enorme y lujosa villa estaba brillantemente iluminada en ese momento.
Incluso antes de entrar en la villa, se podía escuchar el sonido de las olas.
"Vamos", gritó Nixon a Bunny Bai mientras sostenía el equipaje.
Bunny Bai siguió los pasos de Nixon.
Sus ojos estaban fijos en las dos maletas que llevaba.
Naturalmente, uno de ellos era suyo.
Ella no quería que Nixon lo hiciera por ella, pero tampoco quería tomar la iniciativa de hablar con él.
Y así, en silenci

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