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Rotos para siempreRotos para siempre
autor: Webfic

Capítulo 6

Durante los días siguientes, Micaela casi no salía de su habitación salvo para comer. Ella solo deseaba que el período de reflexión del divorcio pasara lo antes posible mientras ignoraba por completo las muestras de afecto de Rubén y sus hijos hacia Isabel. Después de todo, pronto llegaría el cumpleaños de Isabel. Rubén había querido organizar una gran fiesta, pero Isabel se lo negó suavemente. —Prefiero celebrar mi cumpleaños en casa, no me gusta el bullicio. Iván estuvo de acuerdo de inmediato. —¡Justo! A mí tampoco me agradan los halagos de los extraños, ¡qué mejor que estemos solo la familia junta! El día del cumpleaños de Isabel, la villa fue decorada de manera lujosa y acogedora. Los sirvientes iban y venían ocupados; Rubén, en persona, colocó el gorro de cumpleaños a Isabel. —Pide un deseo —le dijo con una mirada llena de ternura. Isabel juntó las manos, cerró los ojos bajo la luz de las velas y pidió un deseo. Después de apagar las velas, Rubén y los dos niños le entregaron regalos. Rubén le obsequió un conjunto de joyas, Iván le dio la llave de un auto deportivo de edición limitada, mientras Ismael sacó un certificado de propiedad de una isla privada. Isabel, conmovida hasta las lágrimas, tenía los ojos enrojecidos. —Gracias, ustedes... De repente, miró a Micaela, quien había estado en silencio todo el tiempo, y con una dulce sonrisa preguntó: —Micaela, ¿qué regalo me has preparado? Todas las miradas se dirigieron hacia ella. Micaela, al ver la mirada expectante de Isabel, respondió con calma: —No he preparado ningún regalo. No quería prepararlo, ni sentía la necesidad de hacerlo. La cara de Iván cambió de inmediato. —¡Mamá! ¿Cómo puedes hacer esto? ¡Sabías perfectamente que hoy era el cumpleaños de Isabel! Ismael también arrugó los labios. —¡No tienes ni la más mínima cortesía! Los dos niños se miraron y de pronto los ojos de Iván brillaron. —¡Ismael, en la habitación de mamá hay muchas cosas bonitas que papá le ha regalado! ¡Escojamos una para dársela a Isabel! Ismael asintió enseguida. —¡Vale! Antes de que Micaela pudiera reaccionar, los dos niños subieron corriendo a toda prisa y se dirigieron directamente a su dormitorio. —¡Esperen! —la expresión de Micaela cambió drásticamente, y sin preocuparse de que su pierna aún no se hubiera recuperado, los persiguió escaleras arriba. Al abrir la puerta, vio que los dos niños estaban revolviendo todos los cajones y armarios de su habitación. Las cajas de joyas estaban volcadas en el suelo y las cosas del cajón se esparcían por todas partes. —¡Lo encontré! —Iván levantó de repente un collar plateado; el colgante era una pequeña luna—. ¡Este está bonito! Las pupilas de Micaela se contrajeron de golpe, pues ese era el último regalo que Marcos le había dado en vida. —¡No! —ella corrió para intentar recuperar el collar—. ¡Esto me lo dejó Marcos! Iván esquivó ágilmente hacia un lado. —Solo es un collar, ¿no puede comprarte otro cuando regrese? La voz de Micaela temblaba: —¡Él ya está muerto! Ismael, impaciente, torció la boca. —¡Otra vez mientes! La vez pasada ese era un muñeco falso, el verdadero tío está de viaje. ¡Me prometió que me traería un regalo! Después de decir esto, se asomó sobre la barandilla y gritó hacia abajo: —¡Isabel! ¡Ya encontramos el regalo de mamá para ti! ¡Seguro que te va a encantar! Micaela extendió la mano para recuperar el collar, pero Iván la empujó bruscamente. —¡Qué tacaña eres! —¡Ah! Resbaló, y su cuerpo rodó por las escaleras. —¡Pum! La parte posterior de su cabeza golpeó fuertemente el escalón, y la sangre brotó al instante de la comisura de su frente. Ella yacía en un charco de sangre, con la vista nublada y un zumbido llenando sus oídos. —¡Mamá! —Iván e Ismael, aterrados, bajaron corriendo las escaleras. Iván, con la voz temblorosa decía: —No fue mi intención... es tu culpa por querer quitarnos el collar... Ismael rompió a llorar. —Mamá, estás sangrando... Al escuchar el alboroto, Rubén se acercó rápidamente, y al ver la escena, su cara cambió drásticamente. —¿Qué ha pasado?

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