Capítulo 34

Lucía preguntó con naturalidad: —¿Qué pasó? —Pues fue esa señorita Norma, ¡rechazó todos los proyectos que habías aprobado antes! ¡Ni siquiera dejó uno! Viviana, claramente escondida en el baño mientras hablaba, mantenía la voz muy baja. Lucía se quedó perpleja un instante. —¿Los rechazó todos? —Sí, ¡todos! Incluso el proyecto de inteligencia y el de videojuegos, que eran los que más te entusiasmaban. A Viviana ya no le quedaban fuerzas para seguir quejándose. Lucía arqueó las cejas. —¿Y qué dijo el señor Tomás? —El señor Tomás no dijo nada. La mente de Lucía se quedó en blanco por un segundo, pero enseguida comprendió. Tomás no podía pasar por alto si esos proyectos valían o no la inversión. Que no hubiera dicho nada solo significaba que quien los había rechazado era Norma. Él estaba ayudando a Norma a afianzarse; quería que toda la empresa la respetara y se sometiera a ella. Como siempre, le estaba despejando el camino. —¿Tú crees que al señor Tomás le echaron algún hechizo? ¿Cómo es