Capítulo 41
Al fin y al cabo, habían convivido día y noche durante siete años; esa pizca de entendimiento mutuo seguía ahí.
Tomás entendió lo que ella quería decir y le explicó a Sara con paciencia: —Acabo de volver de un viaje de trabajo. No tuve tiempo de avisarle y vine directamente.
—Ah, con razón. Entonces ve a descansar pronto, viajar por trabajo es muy cansado. Cada vez que Luci vuelve de un viaje así, termina agotada y más delgada.
—Ha trabajado duro.
A Lucía esas palabras le sonaron punzantes y extrañas.
Aun así, le parecía que Tomás actuaba bastante bien, y además era guapo; era una pena que no se hubiera dedicado a la actuación.
Ante la insistencia de Sara, Tomás no se quedó mucho tiempo y se dispuso a marcharse.
Lucía pensó que seguramente estaba ansioso por ir a ver a la auténtica madre de su futura novia.
Sara le pidió a Lucía que lo acompañara.
—No hace falta. No es como si no supiera el camino. —Lucía no tenía ganas.
Sara la fulminó con la mirada. —¡Ve ahora mismo!
—… Está bien. —L

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