Capítulo 51
En medio de la atmósfera congelada, Norma habló en el momento oportuno: —Ya basta, Tomás. Quizá realmente acusamos injustamente a Lucía, por eso está tan enfadada.
—Después de todo, ella ha sido tu secretaria durante tantos años, incluso, fue por esa misma confianza que tú tampoco seguiste el protocolo. La verdad no es tan importante, dejemos el asunto así.
Lucía lo miró y, por primera vez, presenció la crueldad del corazón humano.
Vaya maniobra de retroceder para avanzar.
Parecía que quería sacarla del apuro, pero en cada palabra dejaba entrever otra información.
Tomás siguió el hilo de sus palabras y bajó del pedestal. —Este asunto termina aquí, nadie tiene permitido mencionarlo de nuevo.
Durante todo el proceso, no dijo ni una sola palabra a favor de Lucía.
¡Esa siempre había sido su actitud!
Lucía sintió que algo en su interior se desgarraba. Se clavaba en su pecho, tironeando hasta hacerle doler todas las entrañas.
Había perdido el deseo de buscar la verdad.
Al fin y al cabo, de n

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