Capítulo 62
La voz y la expresión de Tomás estaban llenas de urgencia; al fin y al cabo, ¡se trataba de su amada!
Solo que Lucía no entendía muy bien. ¿Apenas había pasado un rato sin ver a Norma y ya estaba tan preocupado?
—¡Habla! ¿Dónde está ella? —La voz de Tomás ya comenzaba a tornarse impaciente.
Lucía lo encontró muy extraño. —¿Cómo voy a saber yo dónde está? No es una niña de tres años; no tengo la obligación de vigilarla, ¿no?
A un lado, Sebastián habló con muy mal tono: —Nuria dijo que tú eras la que sabía adónde había ido; si no te preguntamos a ti, ¿a quién?
Lucía frunció sus finas cejas.
Aunque estaba muy disgustada por el tono de ambos, como se trataba de la seguridad de una persona, no tenía tiempo para ponerse a discutir, así que dijo con sinceridad: —Hace un momento, la señorita Norma estaba con el señor Ernesto, de Grupo Alvarado. Tal vez él sepa dónde está la señorita Norma.
Apenas terminó de hablar, el semblante de Tomás se cubrió de una escarcha helada, lo que hizo que a Lucía

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