Capítulo 66
Lucía esperó casi cuarenta minutos antes de poder subirse a un auto.
Cuando regresó a su residencia, ya eran pasadas las doce.
Fue un día agotador.
Lucía se obligó a ducharse con agua caliente, pero al salir ya no tenía fuerzas ni para secarse el cabello.
En cuanto se dejó caer en la cama, casi de inmediato cayó en el sopor.
Por suerte, los dos días siguientes eran fin de semana, y Lucía rara vez podía despertarse de manera natural.
Después de levantarse, preparó una sopa de pollo y se dispuso a ir al hospital a ver a Sara.
Justo al salir, se encontró con la señora de la limpieza de la administración de la propiedad, que murmuró: —¿Quién tiene tan poca conciencia cívica que fuma en la salida de emergencia?
Sara se había recuperado bastante bien y se veía más animada que antes.
Después de beber la sopa de pollo, habló con Lucía y le comentó que quería darse de alta, argumentando que el hospital era demasiado agobiante.
Pero Lucía sabía que era porque le preocupaba gastar dinero.
—No int

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