Capítulo 75
Esa persona sí que estaba demasiado desocupada, tenía que ir a ver cómo se divertía con desgracias ajenas.
Lástima, iba a decepcionarse.
—Lucía, ¿no pensaste que vendría? —Sebastián, casi por costumbre, se burlaba de ella.
Lucía no quiso prestarle atención y fue directamente a su puesto.
Sebastián la siguió paso a paso. —Durante estos dos días del fin de semana seguro estuviste pensando en cómo podrías seguir quedándote en Grupo Evolux, ¿verdad?
Lucía le lanzó una mirada fría.
Sebastián, en cambio, mostró una expresión de absoluta certeza. —Lo adiviné, ¿te puse furiosa de la impotencia? Te digo una cosa, Lucía, hoy te vayas o no te vayas, de todos modos, voy a estar vigilándote.
Después señaló con dos dedos sus ojos y luego señaló a Lucía. —Siempre vigilándote.
Lo primero que hizo Lucía al encender el ordenador fue imprimir la carta de renuncia.
Aunque antes ya había entregado muchas copias, no podía asegurar que Tomás aún las guardara.
Para estar completamente segura, decidió imprimir

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