Capítulo 11
Pero seguía igual, firme, sin rendirse.
Alonso se sorprendió un poco, luego sonrió.
La mirada decidida de Norma justo en ese momento le recordó a su madre cuando era joven.
Ambas mujeres compartían una energía similar, una vitalidad que no se rendía.
—Bien, en ese caso, solo puedo desearle lo mejor, señorita Norma.
—En cuanto al asunto de Grupo Aurora, espero su respuesta después de que lo haya considerado detenidamente.
—Gracias. —Norma asintió.
Para ella, esa bendición sin condiciones ya era el mejor regalo.
Después de salir del hospital, Alonso se subió al auto, sacó su celular y marcó un número.
—¿Hola?
—Quisiera pedirte un favor.
Al día siguiente, Alonso volvió a aparecer frente a la habitación del hospital.
Norma se sorprendió.
—Señorita Norma, le pedí a un amigo que me ayudara a contactar a un especialista de renombre en este campo. Ya aceptó realizar una consulta remota por videollamada para su madre.
—Estoy seguro de que ayudará mucho con su condición. No se preocupe demasiado

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