Capítulo 46
En cuanto le llegaron esas palabras, Silvia supo de inmediato que lo que Federico quería era saber sobre la situación de Norma.
—Señor Federico, ahora mismo llamaré a la señorita Norma.
Federico entrecerró los ojos y miró a Silvia con atención.
La sonrisa de Silvia casi se congeló en su rostro, sentía que la mirada del señor Federico era algo aterradora.
—Está bien, sal —dijo Federico con cierta impaciencia.
Silvia, en cambio, se alivió.
Federico se terminó la sopa para la resaca y, recién entonces, tomó su celular, finalmente decidió llamarla.
—Señor Federico, ¿qué se le ofrece? —La voz al otro lado de la línea sonaba fría y distante.
El entusiasmo que Federico había sentido se apagó un poco con esa respuesta y respondió de inmediato: —Te pedí que fueras a hacer un trabajo de campo por unos días, ¿por qué no has regresado aún? ¿Desde cuándo tu eficiencia laboral se ha vuelto tan baja?
Norma soltó una risa fría en su interior: —Señor Federico, llevo unos días en la sucursal y me han de

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